Desde la creación de la
World Wide Web en 1992 (Alarcón & Lorenzo, 2012) , diversas
plataformas, espacios y aplicaciones se han venido desarrollando con el fin de
conectar a las personas a través de ese mundo virtual que rompe las barreras
del tiempo y del espacio a través de la inmediatez y practicidad. En el presente
ensayo se hablará sobre la tecnología, el Internet y las Redes Sociales
Virtuales con el objetivo indagar sobre las consecuencias, positivas y
negativas, que esas herramientas han tenido en las relaciones interpersonales
de sus usuarios.
De acuerdo con un artículo
de CNN México basado en las estadísticas publicadas por el profesor del Wheaton
College, Marc Cortés, 9 de cada 10
usuarios de internet son parte de una red social; cada minuto ocurren 694,980
actualizaciones de estado, se suben 250 millones de fotos diarias y 9 de cada
10 usuarios de las redes creen que los otros publican demasiadas cosas
personales (Erosa, 2014) . Esto es apenas una
aproximación a todo el mundo de las redes sociales, sus cifras y sus
dimensiones, sin adentrar en los daños colaterales que esa gran apertura puede
tener en la vida y bienestar de las personas.
Con respecto al uso de la
tecnología y el Internet, el filósofo Marshal McLuhan en su libro El medio es el mensaje: Un inventario de
efectos, afirma que “los
medios, al modificar el ambiente, suscitan en nosotros
percepciones sensoriales de proporciones únicas. La prolongación de cualquier
sentido modifica nuestra manera de pensar y de actuar –nuestra manera de
percibir al mundo-. Cuando esas proporciones cambian, los hombres cambian”. Sin
duda alguna, la tecnología y el mundo virtual son una extensión de los
sentidos, dentro de una plataforma multimedia que ofrece herramientas y
experiencias infinitas. Es así que podemos afirmar que uno de esos cambios que
los hombres han sufrido a partir de esto es el cambio en su forma de
relacionarse.
Zigmunt Bauman nos dará la
razón al afirmar, de forma preocupante, que “el advenimiento de la proximidad
virtual hace de las conexiones humanas algo a la vez más habitual y más
superficial, más intenso y más breve” (Bauman, 2007, pág. 87). Las relaciones
ente los individuos son cada vez más débiles, hasta el punto en que se puede
llegar a creer que es necesaria una herramienta virtual para lograr un contacto
con las demás personas. Se confunde el significado de conexión, esa que
requiere el contacto y el acercamiento humano, con una conexión intangible e
hiperreal que más que unir, puede incluso polarizar. Crear lazos y vínculos con
los demás ya no requiere mayor esfuerzo que el sentarse frente a una pantalla,
frente a cualquier dispositivo con acceso a Internet y compartir contenido,
recibir likes, shares, comentarios o
cualquier tipo de retroalimentación por parte de aquél otro individuo que está
sentado en su otro rincón, frente a su monitor o dispositivo que a su vez está
conectado a Internet, ese mundo infinito de relaciones superfluas.
Esa multitud que cohabita en un espacio sin fin, con esa instantaneidad
que lo caracteriza, su acceso ilimitado y sus atractivos audiovisuales son lo
que pueden impedir hacer una pausa y pensar, consciente y comprometidamente,
sobre ese nuevo estilo de vida, si así se le puede llamar, que las personas
están adoptando y que puede ser confuso desde su naturaleza virtual, haciendo
creer a los individuos que esa herramienta de la socialización es benéfica para
las relaciones humanas. Baudrillard puede ayudar a aclarar esto en su libro La Ilusión Vital en donde afirma que
cuando estamos dentro del espacio virtual “nunca estamos exactamente presentes
ante nosotros mismos o ante los otros” y que de esta manera “no somos
exactamente reales para el otro, ni somos siquiera bastante reales para
nosotros mismos”. Estamos aquí y allá, con uno y con otro pero al mismo tiempo
no estamos con nadie, no estamos en ningún lugar.
Sin embargo y siendo
conscientes de los pros que la tecnología y la Internet también brindan a los
usuarios, Bauman, en su libro Amor
Líquido, hace una reflexión y concluye que “sería tonto e irresponsable
culpar a los artefactos electrónicos por el lento pero constante retroceso de
la proximidad personal (…). Sin embargo la proximidad virtual se jacta de tener
ciertas características que en un mundo moderno líquido resultan sin duda
ventajosas”.
Esas características son la
soledad, la ansiedad, el vacío, la liquidez (haciendo referencia al concepto
del mismo autor) y al constante e incesante movimiento y avance tecnológico. De
cualquier manera, siempre defenderé la idea de que los seres humanos somos
pensantes y contamos con criterio y libre albedrío que nos permiten tomar
decisiones y distinguir aquello que nos beneficia y lo que no. La tecnología,
las herramientas y los medios no pueden existir sin alguien que los utilice, la
responsabilidad del uso que se les dé, recae directamente en los usuarios, no en
el objeto.
REFERENCIAS
Bauman, Z. (2007). Amor
Líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México: Fondo de
Cultura Económica.
Baudrillard, J. (2002). La Ilusión Vital . Buenos Aires: Editorial Siglo XXI.
McLuhan, M. (1997). El
medio es el mensaje: Un inventario de efectos . Buenos Aires : Paidós.
Alarcón, M., & Lorenzo, C. (2012, agosto). Diferencias
entre usuarios y no usuarios de redes virtuales en la Web 2.0 . Retrieved from
REDALYC: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=82323417003
Erosa, S. (2014, Febrero 27). Las redes sociales, ¿acaban
con los amigos reales? Retrieved Marzo 1, 2014, from CNN México:
http://mexico.cnn.com/opinion/2014/02/27/opinion-las-redes-sociales-acaban-con-los-amigos-reales
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